No me gusta escribir ni sobre árbitros, ni sobre conspiraciones, ni cosas similares. Siempre he pensado que, al final de 38 partidos sueles quedar donde te toca. Que sí, que hay equipos que los árbitros suelen «cuidar» más, pero al resto, pues lo comido por lo servido. Pero todo tiene un límite, y ese límite se rebasó contra el Rayo Vallecano. En todos los años que he visto fútbol, y son más de 50, es el arbitraje más tendencioso que recuerdo contra el Betis, y he visto algunos. Se vio desde el principio que el trencilla tenía una tendencia, pero desde la injusta expulsión de Álex Moreno la tendencia se convirtió en una desfachatez que aun no entiendo como nuestros jugadores y cuerpo técnico mantuvieron una integridad admirable.
Las declaraciones de Sergio Canales y Pellegrini tras el encuentro muestran lo que ocurrió, eran conscientes que no podían hacer nada ante una masacre en la que ni siquiera se podía preguntar, como le ocurrió a nuestro míster en el descanso, que por consultar la jugada de marras, se llevó una amarilla de alguien que seguramente es una mezcla de jugador frustrado y aspirante a tirano, por no querer pensar que es un pelota para subir en el escalafón.
No voy a enumerar jugadas, fueron tantas y tan alevosas que no voy a perder el tiempo. Lo que sí quiero comentar es que todo esto ha traído algo que hace mucho tiempo no ocurrían entre el beticismo, una unión a prueba de bombas entre jugadores, cuerpo técnico y afición, sin excepciones, sin fisuras, todos a una. Desde algunas temporadas con Serra Ferrer, no todas, esto no ocurría, y eso es un tesoro que ha llegado en el momento ideal, antes del derbi de copa. Se podrá ganar o no, porque el eterno rival es un gran equipo, pero no cabe duda que el Betis llegará con una motivación increíble.
No sé que ocurrirá el sábado, pero sí sé que si el equipo tiene la actitud como frente al Rayo será muy difícil que nos ganen. Me parece maravilloso ese hashtag que nos ha unido, #ContraTodoYContraTodos. Y no es algo que implique que haya una conspiración, no, es algo que implica que los béticos nos hemos cansado que nos ninguneen. El árbitro del Rayo-Betis ha despertado a la bestia del beticismo, que no se duerma más.
El Tintero Verdiblanco 